La nostalgia puede ser la impulsora de grandes proyectos. Del recuerdo de los paseos con su abuela, Solange Levinton se inspiró para realizar su libro “Un sueño made in Argentina: auge y caída de Pumper Nic” que fue publicado por la Editorial Libros del Asteroide. Allí la escritora realiza un cruce entre su propia experiencia como niña comiendo en esos lugares de colores vibrantes, la historia de la marca desde su surgimiento hasta su cierre y cómo se vivió en el país durante los últimos 25 años del Siglo XX.

En comunicación con Todas las Cosas, Levinton señaló que muchos de los recuerdos felices de su infancia se situaron en locales que Pumper tenía por la Ciudad en la década de los '80. Los frecuentaba una vez a la semana y casi siempre con su abuela. “Un día me pregunté qué habrá pasado con Pumper, por qué cerró. Empecé a buscar información y a medida que más me metía en tema, más preguntas surgían”.

De quién fue la idea, cómo fue la puesta en marcha, qué pensaban entonces los comensales argentinos, más acostumbrados a almuerzos largos y asados a la parrilla, ante la llegada de una forma de comer tan rápida y disruptiva con las costumbres argentinas. “Empecé a guglear y a encontrar datos que me llamaron la atención como que el fundador de Pumper en Argentina fue el hermano del creador de Paty, una familia dedicada a las hamburguesas”. Otro dato que rescata Levinton es que el primer local data de 1974, “un año de mucha violencia política, el año en el que murió Perón y el país se empezaba a desestabilizar social y económicamente”.

Sobre la historia de los creadores, cuenta que es una familia de origen judío. "Luis Lowenstein era un carnicero de 20 años que vivía en Alemania. En 1935, perseguido por el nazismo, piensa en ir a Estados Unidos pero no consigue traslado en barco. Entonces viaja a la Argentina, una tierra que desconocía. Empezó vendiendo vacas en Entre Ríos y terminó con frigoríficos y una cadena de hoteles en Miami. Este hombre que tuvo tres hijos a los que les inculcó el trabajo, el emprendurismo como valor principal. Cada uno de sus hijos armó su propio proyecto: el mayor hizo la fabrica Paty a los 20 años; el del medio, un frigorifico de pollos con una tecnologia nueva que trajo de afuera; y el menor es Alfredo el que trae Pumper Nic a Argentina. Tenia 29 años cuando abrió el primer local, ya era grande”, cuenta la autora. 

Después vino la dictadura y el auge llegó en la década de los '80. “Pienso cómo habrá sido ese lugar que para mí era tan alegre y feliz en esos años tan oscuros”, cuenta. Ya en democracia, Pumper Nic tuvo su mayor éxito y brotaban franquicias al ser la única marca de comida rápida en el país. 

Mientras investigaba, Levinton se contactó con un grupo de Facebook de ex empleados de la cadena, “todos muy orgullosos de haber sido parte, todos entonces cobraban muy bien”. También con muchos integrantes de la familia, con el fundador de Paty y, si bien no pudo llegar a Alfredo, logró hablar con uno de sus hijos. “Están viviendo afuera y me compartieron algo de información, sobre todo lo vinculado a lo empresarial”.

Sobre la caída de la marca, la autora asegura que se conjugaron varios factores: la competencia con marcas como Mc Donalds y Burger King en los '90, la apertura descontrolada de franquicias de Pumper sin respetar ni cuidar mucho el prestigio y el desinterés que fue creciendo en la familia Lowenstein para cuidar la firma. 

Pumper Nic: ¿Qué pasó?